Con el frío
de las pesadas sabánas
rozando mi piel,
que se eriza...
Y el elocuente ritmo de mi pecho
que respira,
que late.
Ansioso y renaciente
el aroma que dejaste
me crispa de emociones
y alborota mi carne.
Y mis manos..
deseosas se enrredan
Y se estremece mi sangre
mientrás,
copiosas lluvias de agua dulce
emergen del cúmulo agazapado.
Y mi cuerpo,
como llamarada abrazante
se olvida que no existes
y quedan mis cabellos
rozando el piso
para no llamarte.
Aida Alanis.
10/04/13
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