miércoles, 9 de octubre de 2013

A DONDE FUERON

A dónde fueron esparcidos
aquéllos que llorabán suplicantes
no dejarón cruces ni un solo palo
ni un  rastro del grito sollozante
.
 
En el blasfemo del clamor eterno
me paso días y atardeceres muertos
cuánta desdicha y también lament
ante el calvario de la sangre inerte.
 
Si la justicia del que prende el dia
llegará y remendara lechos
perdidos muertos y sín esperanzas
las madrugadas se volvierán días.
 
Más yo remito mi gritar al viento
y con gran llanto suplicante pido
a los violentos que doblen sus manos
que cambien truenos por cantáres sanos.
 
Y mi lamento es un canto mudo
que si lo grito se lo lleva el viento
más a mi pecho la violencia acude
cuándo imagino esos verdes campos
que se volvierón sangrientos.
 
Un solo palo,una sola piedra
si en su alfabeto no exixsten las cruces
solo un suspiro como aviso cierto
para que sepa dónde están los muertos.
 
 
 
Aida A lanís.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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