Si un día me ayuda el destino
y el sol sigue alumbrando mi tarde
voy a pasar mis días contigo
a sentir como hierve tu sangre.
Cuál saeta yo vuuelo a tus lares
y mis coplas cantarte al oído
en lo más tierno de la mañana
cuándo aún no comienza la tarde.
Bajo el árbol que pierde sus ramas
por el tiempo que impavido corre
detenemos la luz de la aurora
que mi amor son más de mil razones.
Y la flama que quedó en cenizas
sean mis labios calor que le aviven
si mis manos tocarán tu rostro
en conjuro de amor se reviven.
No es capricho mis años lo dicen
y al eterno suplico me escuche
que me de el regocijo de amarte
y algún día poder abrazarte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario