y te invade la tarde,
tu mirada se inquieta
y la niebla le nace
Y porfías en ser
como el barro ,
que yace a la orilla del río
esperando el calor
de unas manos que vengan
a moldearle .
Esperando la espera
con los rayos caducos
de la luz de tu tarde.
Como el tiempo que pasa
en diluvios constantes;
como pasa el silencio,
o las llamas de fuego
se extinguen.
Como vuelven cafés
sus hojas, los árboles;
y el otoño se acerca
como vida que nace.
Colorea tus mejías
y disponte a ganarle
un minuto de dicha
a los últimos rayos
de la luz de tu tarde.
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