Cada suspiro
que de mi pecho nace
parece un soplo de esperanza;
como el vaivén
de la hojarasca
cuando la mece el aire.
Y vienes a mí
porque así te siento,
casi latente en mi ser
como divina ambrosía
como ritual de amantes.
Como quien ama
con la intensidad misma
de la hoguera;
que de aquella pasión nace
como paloma
que lleva en su pico
una rosa roja
antes de desojarse.
Después cierro los ojos
y me dispongo a so~arte
había ente Tú y Yo
una brillante luna,
que más que verme
me invitaba a amarte.
En fín...
cada suspiro
perfumes en el aire
un viento arrecia...
un mar se agota...
las nubes pasan,
yo sigo aquí
entre mís madrigales.
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