la sangre en mís oídos,
más me puse a recordar
cada día transcurrido;
cada faena,
cada principio,
donde empieza mi final
donde termina el camino.
Es muy bonito vivir
como lo hemos decidido
quizá , unos días feliz
otros grises transcurridos.
Pero en fin,
Nada es eterno
somos piedras del camino
somos huesos caminando
al lugar de donde vivimos.
Mientras mas me aturdían
los oídos,
me dí cuenta;
que no soy dueña de nada
que la tierra que acaricio
al fin de la hora señalada
será mi última morada
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