de la soledad,
jamás pensé que la palabra amor
doliera tanto;
ni que fuera tan largo
la ruta donde había dejado
tantos trazos,
cuando seguí por este rumbo
me dí cuenta
que cada despertar
solía ser más claro;
aunque silente,
era más sano,
menos confuso,
quizá anegado de llanto
pero purifícado,
jamás pensé,
que después de la vida
la muerte sería
la opción de los cobardes
y a mi me faltaba vida
o quizá vivirla
una sonrisa;
que se convierta en la más
sonora carcajada,
o el abandono
en la soledad más larga
pero tan clara
como el silencio,
que perfuma las noches y los días
y el amanecer,
cuando comienza el alba.
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