Despúes de un gran silencio
un desierto de ilusiones
y una nave cubierta de olvido;
tanto me pesa
por no haber sabido
vivír a tiempo
por el tiempo vivido.
Y sín remedio
me invade la costumbre
de ver caer lo negro
de lo alto de una nube
que adormecida me deja
y fatigada;
presa del tiempo
en el que no fuí amada.
Mi amor persiste
y aloja en el estío,
la dulce espera
o el brillo adormecido
de aquellos ojos
a los que no he tenido.
Más luego insisto
y sigo sín remedio,
voy cuesta abajo
por un camino incierto,
falta de amores
o el sabor de unos besos
y con una espera
del calor de unos brazos.
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