A veces me pierdo
en la nada
en un andar polvoriento;
luego, desafío a silencio
y asumo a la nada
porque de allá yo vengo.
Después vivo la agonía
de querer alzar el vuelo,.
fugitiva de mi ocaso;
esquiva cuál mariposa
que se protege del viento.
Entonces reto al destino
pues de la nada yo vine
para ganarle al camino
en su distancia
y su tiempo.
Es cuando a veces, me pierdo
después despierto y me veo
en un lago de deseos,
que he venido conquistando
y ganando el desafío
de haber sido de la nada
como aroma de la fuente
que ha realizado un sueño.
Aída Alanís
Julio 15 2015
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