Cuando estuvé frente a ti
dejé que mis ojos
se perdieran en la inmensidad
de los tuyos;
dejé que mi cara
sintiéra el calor de tus mejías
y así, suavemente
le dí paso al sabor
que tus labios desprendían.
Cuando estuvé entre tus brazos
deslicé con pasión
mis manos entre las tuyas;
y parada de puntillas
acerqué mi boca hasta la tuya,
asi empecé a robar
el calor de aquella lengua
que apenas comenzaba a saborear.
Después, con frenesí
mis manos se fundían en tu piel,
mi cuerpo, se erizaba de placer
y entre tanta confusión
le dí paso al amor
y a esta sensación de ser tan tuya.
Cuando estuvé frente a ti
dejé que se perdiéran mis sentidos
mi corazón ahogaba mi pecho
con sus latidos,
las caricias parecían gotas de lluvia
y la entrega, era un volcán en erupción
y entonces;
sin cesar...fuí tuya.
Aída Alanís
Junio 27 2015
Magníficas letras, son la dosis precisa de pasión y erotismo. Felicitaciones poeta, me ha encantado tu poema. Besos. Marcelo.
ResponderBorrarGracias mi estimado Marcelo, que honor recibir tu comentario.
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