mis manos quedaron sedientas
secas,
y mis labios dormidos
llenos de calor;
de mi cuerpo
sutiles pinceladas de deseo
humedecían mi lecho
como si el deseo insano
de la obscura calma
acariciara dulcemente mi alma
provocando matíces de pasión,
y tus labios
olvidaron que mi carne fresca
estaba húmeda
ansiosa de caricias
como ansiosas van mis manos
meditando en noches frías
¿ donde comenzó el error ?
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