Porque cada que te miro
yo me pongo a imaginarme
en el fondo de tu aroma
en lo tibio de tus carnes
y en la aventura divina
de saborear de tu piel.
Porque cada que te miro
sensualizo hasta mi sangre
y me escondo entre mi ropa
como queriendo buscarte
ávida de placer.
Porque cada que despierto
y sucumbo ante el silencio
de aquél fantasma embriagante
y a mís deseos de amarte
les sobrévive un momento
tan obscuro y sín placer.
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