Hay tardes como la mía
que por tratar de pensar, sueño;
y en cada uno de ellos veo
como se muere el sol
que derrite el hielo
de mi alma fría.
También, hay noches
obscurecidas por un manto siniestro,
entonces duerme mi alma:
- o tal vez murió por vivir dormida -
y vuelven a volar mis pensamientos
fuera de la habitación sombría
donde muero poco a poco, como el viento.
Así, después de la noche
- antes de morir el día-
o la tarde, o el cielo;
hay días sin consuelo
ilusiones que no fueron concebidas
y una imagen blanquecina
que da vida a mi cara, en el espejo.
Aída Alanís.
Febrero 21 2016
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