Se ha envejecido mi faz
y se pierde mi candor
la fuerza de mis encantos
atraz se ha quedado inerte.
De mis ojos se ha ido el brillo
mi pecho, desbordado para siempre
en cúmulo de pasiones
que ayer solapaba clemente.
Las avecillas del campo
ya no acompañan mi canto
porque se perdió la dicha
se ha convertido en quebranto.
Y los surcos de mi frente
me avisan que el día duerme
que se acerca en disímulo
la negra noche por siempre.
AIDA ALANIS
domingo, 25 de agosto de 2013
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